Despedida a un grande. Julio Moyano, Jubilado.

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1 mayo, 2014

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Agracedimiento a un Excelente Docente.

Muchas de las personas con las que nos relacionamos, dejan huellas en nuestras vidas. Y la huella que deja JULIO MOYANO es tan profunda como su grandeza, y tiene la matriz de su vocación: la docencia.

Julio siempre nos ha enseñado a todos. Nos enseñó con su coherencia: él dice lo que piensa, y hace lo que dice. Nos enseñó con su responsabilidad y su esfuerzo. Se hizo bien de abajo. Cuando lo conocí, trabajaba desde la madrugada hasta la noche, en dos tipos de trabajos bien distintos. Y los fines de semana y esas vacaciones completas las dedicó a terminar su casa, que construyó con sus propias manos.

Muerto de cansancio, eso no fue nunca un pretexto ni para faltar ni para dejar de preparar una clase. En 1995 y con sólo 33 años de edad, fue designado Director de esta escuela. Todo un desafío: el director más jóven del distrito a cargo de una escuela en su peor momento. Recibió una institución vaciada, caótica en lo administrativo y con el personal fragmentado; carente de casi todo: faltaban puertas, bancos, sin calefacción, sin ventiladores, sin recursos ni Asociación Cooperadora.

Y entonces JULIO nos enseñó que el ejercicio de la autoridad es un servicio. Un servicio que desempeñó de lunes a lunes. Comenzó a ordenar, organizar y a trabajar en todo lo que hiciera falta. Abrió las puertas de la Dirección a los docentes, los padres y los alumnos. Organizó la Cooperadora, soldó bancos, colocó azulejos, plantó árboles, destapó cañerías, pintó pizarrones. Y así, nos fue construyendo como escuela otra vez. Igualito que a su casa: con sus propias manos. Él les va a decir que no lo hizo solo, y es cierto. Pero fue él quien nos condujo.

Fue él quien supo armar un grupo de trabajo y hacer brotar de cada uno el máximo de su potencial, hasta transformarnos en una de las mejores escuelas del Distrito. No vino con grandes planes teóricos, ni con estridencias, sino con la fuerza de su ejemplo silencioso que gritó tan fuerte que fue imposible no responderle.

Solidario, en todo: desde conseguir un cochecito de bebé para una alumna embarazada, o ir a visitar a un compañero o alumno enfermo, hasta aparecerse con mate y facturas un sábado a la mañana en el Tattersall de San Isidro para acompañar a las profesoras de preparaban la muestra de arte.

Esta comunidad siente como un verdadero privilegio el haberlo tenido como docente, directivo y compañero. JULIO MOYANO dignifica la tarea docente, y su modo de ser persona mejora como persona a los demás.

Por eso nuestro emocionado e inmenso agradecimiento porque su presencia y su paso por la vida nuestra durante todos estos años ha sido referencia del ser docente y del ser mejores personas.

Escrito por Beatriz Fernandez -Jefa de Preceptores- Fotos

 

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